martes, 29 de julio de 2008

Cerca o Lejos

Cual joven águila hoy levantas por primera vez vuelo:
No es suelo lo que pisas,
Sino al fin el cielo.
Despliega bien las alas
Pues largo es el camino intermedio;
Deleita tus ojos al contemplar a aquella a quien amas,
Mas recuerda el camino ancestro.

Un día jugamos saltando en el patio de recreo;
Otro alzamos profundas melodías en noches de concierto.
¿Qué podría decir a aquel quien me ha brindado mañanas de risas
y prolongadas tardes de aliento?
¿Qué podría regalar a un hermano sin sangre y amigo eterno?
Sólo una frase me basta para ello:
Perpetuos amigos por siempre seremos...

Estés cerca, o estés lejos.



Daniel Villanueva
28/07/08
A un viejo y gran amigo.

lunes, 21 de julio de 2008

El Creador de Sueños (Capítulo 11) Acto I: Canto de una Noche de Ensueño

Sin duda el público esperaba ansioso la llegada de aquella noche ¿qué tendría preparado el maestro de la batuta de los sueños?

Los candiles principales del teatro habían sido apagados, mas sólo quedaban por ahogar los más pequeños, situados en las columnas laterales del patio de butacas, y en algún que otro palco. Esta vez la sala había registrado un lleno absoluto, más a falta de quince minuto para el inicio de la obra, no quedaba ningún asiento por ocupar. El aforo casi parecía contener un nervioso silencio, al contrario que las típicas noches de comedia donde todo eran gritos y desarreglo ¿Qué contenía aquella obra que inquietaba a todos ellos?

Sin más, finalmente de entre las sombras del telón cerrado surgió el Creador de Sueños, dispuesto a inaugurar la función. Mas ¿por qué la orquesta permanecía en el foso, si aquel evento figuraba como un concierto? A toda prisa el encargado de luces procedió a encender el foco que iluminaba al maestro, para a continuación apagar lo más rápido posible las velas del patio de butacas que quedaban vigentes.

¿Qué había de extraño en el Creador de Sueños? ¿Serían sus atuendos? Esta vez su abrigo no parecía ser una capa, sino una larga chaqueta que cuarenta centímetros se distanciaba del suelo. Sus cabellos, largos y húmedos, por primera vez pendían sueltos, creando entre las damas cierto desconcierto: “bien sabía que tenía el pelo largo, mas ¿éste llegaba tan lejos? Creía que el maestro era mas viejo ¿Parece ahora tan joven y apuesto? Hoy parece estar muy serio ¿Qué clase de obra habrá compuesto?” Largo tiempo duraron los comentarios mientras aún permanecía callado y estático el Creador de Sueños.

Finalmente un reloj de salón situado al final del patio de butacas, marcó sonoramente las diez de la noche, dando paso a los primeros gestos y movimientos del director de orquesta, y creador de sueños. Un largo y emocionado aplauso logró al fin ahogar los suaves comentarios del público, el cual bien se hallaba dispuesto para disfrutar de aquella función, que aún sin estrenar había ocasionado tanto revuelo.

Como si de un mago se tratase, el maestro comenzó a alzar teatralmente sus brazos, haciendo brotar de su mano derecha una esfera luminosa que poco a poco iba aumentando en intensidad. También la orquesta se sumó a aquel singular evento, alzando por vez primera la magia de sus instrumentos, cada vez más altivos conforme aumentaba la luz de la esfera del Creador de Sueños. Muchos de aquellos asistentes ya habían asistido a aquel clásico número en el que el maestro hacia estallar dicha pompa lumínica, mostrando así por vez primera la batuta que guiaría el concierto; mas no obstante aquella vez la luz trajo consigo mucho más de lo que habían imaginado damas y caballeros: cientos de inocentes chispas brotaron de la cúpula del teatro al son de una orquesta que tras el fulgor en número había crecido. Violines, violas, violonchelos, contrabajos, flautas, trompetas y trombones casi parecían haberse reproducido, invadiendo al completo el foso, el frontal visible del escenario, e incluso entre el público los pasillos. Lo único habitual aquella vez era la batuta, que sabiamente estaba instruyendo a la sinfónica durante la ejecución de la melodía de comienzo. Nadie había contemplado jamás aquello... tan siquiera los más asiduos al teatro ni los más viejos.

El público ardía de pasión sumido en un álgido trance, mas aún el telón no había sido abierto. Los compases de la primera pieza poco a poco tornaron a su fin con un “molto allegro”, mas finalmente un tañido de campana hizo proceder a la apertura de telón, mientras la sinfónica aguardaba en silencio.

El escenario recordaba a una lujosa biblioteca, más sentado en una mesa repleta de papiros escribía sin cesar un señor quien respondía por Destino. Harían falta más que enormes piscinas para albergar la tinta depositada sobre aquella asombrosa concentración de escritos apilados en volúmenes, todos ellos forjados con el único puño de un ser tildado de inhumano. Siempre se le había acusado de ordenado, mas ésta vez brillaba en él una extraña agitación. En la mesa de la habitación bullía el caos, cual erupción magmática en una cumbre nevada, donde además de enormes tomos escritos amontonados unos encima de otros, asomaban sobre ellos gran cantidad de tazas de té y café con el fin de mantenerse el Destino despierto ¿Qué es lo que él tanto temía? Bien lo sabía el Creador de Sueños...

Con decisión, finalmente éste último comenzó a ordenar con su batuta el inicio de la segunda pieza, suave y lenta como una nana de medianoche que apenas se dejaba escuchar. Para asombro del público, tras cuatro movimientos de brazo, la batuta fue abandonada por el Creador, quedando suspendida en el aire y agitándose al son del tempo, como si un fantasma la sujetase con su espectral mano. Sus pasos fueron decididos y claros: el Destino pronto recibiría la influencia del Creador de Sueños; éste ya no era en apariencia el director, sino el principal actor... aquel que paso a paso iba colocándose invisible a la vista del ensimismado literato que escribía sin disposición.

“– ¡Miren cómo custodia indeleble la vida de millones de hombres! – pronunció el Creador de Sueños con sorna mientras se dirigía verbalmente con vigor al público, a las espaldas del Destino – Dime ¿Qué es lo que más temes? ¿Acaso el té no hace efecto? – prosiguió ésta vez hablando al Destino, cuyas fuerzas poco a poco iban mermando, quedando dormido – Duerme y deja fluir libre la tinta en tus escritos, pues todos anhelan plasmar sus propias líneas. Duerme y sueña... pues la sentencia no me veta ese privilegio; pues mis actos por ese basto mar navegan.”

Asombro y desconcierto inundaron la maleable muchedumbre del público al contemplar aquel arte de brujería: cual extirpador de almas, o cual célebre ilusionista, el alma del Destino había sido arrancada de su cuerpo, dejando visible en el escenario su espectro ante la estupefacta algarabía. Confuso y ansioso por aunar materia y alma, éste miró a todos lados, mas su búsqueda fue en vano... apenas pasos atrás residía su cuerpo inerte en espera del retorno astral del verdadero amo; el alma en el mundo de los sueños había sido atrapada cual prisionero, siendo el turno del Creador para dirigir sus versos.

“– No temas a la muerte, pues inmortal es el camino; no temas a los sueños, pues ellos te conducirán a él mismo – prosiguió el Creador de Sueños sobre el alma girando – Dime ¿Cuál es la debilidad de aquel que presume ser autor de todos los libros?
Mil batallas relatasteis;
Mil amores has encendido;
¿Cuánta felicidad abarcasteis?
¿Cuántos nacimientos has descrito?
¡Cuan bello sería escribir un libro sin muerte ni sangre!
Mas ¿cómo describir lo que en vida jamás has sentido?

¿Acaso el Destino cruzó el divino umbral de la vida?
¡Jamás!
Nunca has sido mortal;
La sangre en ti jamás ha fluido...

He ahí al ser que jamás ha escrito su propio libro;
He ahí al esclavo de la tinta...
¡Sueña esta noche en el mundo de los vivos!”

Distribuido en los palcos, el coro inició su canto cual orden angelical al son de la danza del Destino, quien bailaba sin cesar. Cada movimiento describió su ontogenia, incluido el nacimiento... al fin éste creyó poder escribir su propio destino; al fin descubrió el amor y el sueño eterno, llegando a viejo tras ser niño.

“– Larga sea esta noche en la que la realidad sea doblegada por los sueños – pronunció bien alto el Creador de Sueños, casi al concluir la danza de su compañero – Su libro ya ha sido escrito – Dijo el Creador, obteniendo la autobiografía que inconscientemente el Destino había escrito – Venga pues el jardinero – Todos comprendieron al instante quién aguardaba tras aquel oscuro manto negro. Silencioso, fugaz e inicuo, con presteza segó la luz del espectro que reposaba en el escenario muerto – Déjeme guardar su tomo en la estantería – concluyó el Creador, escondiendo hábilmente otros papiros entre las páginas de aquel libro, a las sombras del sueño.”

La segunda pieza había concluido... menester era perseguir al jardinero.


Daniel Villanueva

lunes, 7 de julio de 2008

False Religion

I open my eyes
I only see blood
Of thousand men
Who died cause of hate
Created
For more ambition
By other men,
Who never fought in the sand

Telling Lies
Delating clean minds
They both live and
Make a world insane
Burning
Human’s love and beauty;
Finding
More Wars and Pain

There’s a book
Wich talk lies against
Other book that say the same.
Sending Paradise
Religions are living
Cleaning minds their life “prospere”

I need find another kind of religion
Without fear, hate, swords and pain
Where no one could change any word
Where no one could send more hate

Innocence
Scape from these lying books
They both come
To the Holly War
Trying to create
Only one Kingdom
Represive
Against All

Innocence
Scape from these lying books
They Both come
To the Holly War
Trying to create
Only one Kingdom
Represive
Against All

Cries, nothing listen and help
Lies, rebirth more hate

Those books talk about a new life
Who always will be after die
That’s the reason Christianisthm
and Islam now live

I need find another kind of religion
Without fear, hate, swords and pain
Where no one could change any word
Where no one could send more hate

Innocence
Scape from these lying books
They Both come
To the Holly War
Trying to create
Only one Kingdom
Represive
Against All

Innocence
Scape from these lying books
They Both come
To the Holly War
Trying to create
Only one Kingdom
Represive
Against All



Daniel Villanueva para Absentia

False Religion (Absentia)
http://es.youtube.com/watch?v=MI6fDKkQn5E

martes, 24 de junio de 2008

El Creador de Sueños (Capítulo 10) Consilium Inter Munus

– Inicuos inmortales – protestó el Creador de Sueños – bien podría haberse abstenido mi amigo de conceder al monje sus designios. Así los dioses jamás jugarían a ser políticos.
– Ahorre sus palabras, pues éstas no hallarán ningún destino – irrumpió despóticamente Dios en aquel juicio recién concluido – Conoces la sentencia, y sus renglones serán cometidos.
– ¿Cómo diferenciar el sano juicio de la arrogancia y la tiranía? – gritó el Creador aún más enfadado.
– ¡Basta ya! – trató de zanjar Dios, haciendo aquel cráter aún más resquebrajar, lanzando casi al horizonte innumerables rocas ardientes, que estallaban al aterrizar.
– ¿Qué harás, mi dios enojado? ¡Lánzame a tus caballos, que por un colorido arco iris cabalgarán! ¡Arrójame al pozo de los resabiados obispos, y así contemplaré cómo se acuchillan cuellos y vientres con tal de recibir mi limosna y maná!
– ¿Cómo consientes semejante falta de respeto? – intervino el Destino desde el banco de la acusación – ¡Reabre el caso y procura una sentencia peor!
– Nuevamente interviene el amante de los hombres y de los animales ¡Escucha cómo ríen los ángeles del sarcasmo! – cortó el Creador de Sueños, haciendo surgir de la nada los ecos de unas siniestras carcajadas – Será tal vez mejor no dormir, no vaya a ser que las pesadillas invadan vuestros sueños.
– Digas lo que digas, la sentencia ya está escrita: el destino de ese joven me pertenece – increpó el Destino señalando a la defensa, levantándose amenazante de su cómodo sillón.
– ¿Y quién no pertenece a vos? – preguntó el Creador de Sueños con su peculiar ironía, mientras igualmente se levantaba del tosco asiento de la defensa, igualando la porfía – Parece ser que todos somos esclavos de la prosa; no hay lugar para mis versos ni...
– ¡Cállese, Creador! – intervino finalmente Dios – No se le han vetado esta vez sus versos, mas tendrás que hacer un giro de renglón.
– Bien sabes que con ello la vida del joven está en peligro, al tener que avisar al padre de lo que sucede en su hogar desde la prudente lejanía.
– ¿Acaso no existió peligro alguno cuando visitó al jardinero, concediéndole así al joven su petición? – nuevamente aquel volcán estalló agonizante en llamas con las carcajadas incesantes del juez, quien no admitía otro nombre más que Dios.
– Ríanse todos, ahora que están despiertos – añadió el Creador de Sueños colocándose su vistoso sombrero y sujetando tras ello su bastón – quién sabe qué verán cuando naveguen en mi reino... el Océano de los Sueños. Y ahora sin más parto a cumplir tan infortunado precepto. Sepan pues mi colosal decepción; sepan que los sueños a veces se diluyen, pero jamás desaparecen, y su poder comparado con el de un dios es mucho mayor. Sin más... ¡Hasta luego!


Daniel Villanueva

lunes, 16 de junio de 2008

El Creador de Sueños (Capítulo 9) En la Tormenta

– ¿Has visto con qué velocidad el techo de tu hogar sobre ti se desmorona? Bien quiso su dueño protegerse de ella ante el tiempo adverso, mas ¿nunca probaste escapar del gélido invierno?
– ¿Qué he de ver tras los muros del averno?
– Mira más allá de la tormenta; tras ella el Sol nace, más no hay viento.
– Tres personas realmente llegué a conocer, pero uno de ellos largo tiempo hace que ha muerto.
– Tranquilo, tranquilo... no dejes brotar las lágrimas sin mi consentimiento.
– Cruel fuiste al dejarme conocer la muerte y el infierno.
– ¿Acaso alguna opción dejaste?
– No, mas ya no hay solución – zanjó Andréi al Creador de Sueños – A partir de hoy ya no existe para mí la religión; no existen los ideales ni cualquier idea que atienda a cualquier clase de razón.
– Por algo hay que morir amigo.
– ¿Para qué? ¿Para ser devorado finalmente por un pasto de gusanos? ¿Acaso ese destino se puede eludir? ¿No lo ves? Cuánta desazón.
– ¿Qué ves en la muerte que tanto a ella atiendes, dejando la vida atrapada y escondida en una guardilla, deseosa de abrirse y en eterna espera? ¿Acaso te enrolaste en mi barco en pos de una sangrienta guerra? ¡Ay! Cuán aburridas me resultan esa clase de contiendas.
– ¿Acaso alguna te atrae?
– Andréi: el mundo de los sueños es una constante lucha interna; es un duelo entre realidad, aspiraciones e ideas. Un álgido nocturno o una fugaz sonrisa despierta – Nuevamente de las manos del Creador brotaron gran cantidad de luces, las cuales ascendieron por el aire recorriendo todo rincón de aquella habitación– Adiós a la pesadumbre mortal, que un día sin aviso ni señal nos alcanzará en lo que creíamos era la mitad de la carretera, pues no importa ese momento, sino cuántas veces arrebataste en vida la realidad a las ideas – Tras el Creador nuevamente brotaron imágenes de toda clase de bellas ciudades y paisajes; montañas bañadas en la esencia de las estaciones, cambiantes conforme pasaban éstas; ansiosos bohemios y exploradores embarcando en tumultuosos puertos de ciudades muy pobladas y elegantes, hambrientos por la caza de la imaginación; impacientes por escribir sus líneas álgidas y vibrantes... todo tras él era digno de admiración; todo tras él era un mundo aparte – Bien veo cuánto te asombran esas imágenes... mas dime ¿Acaso no era tu pasión la dramaturgia y el arte? – un cambio de luz hizo borrar al instante aquellas vistas, transformándose en museos y lujosos teatros, magnos, nobles y elegantes – Créeme que en cada capital del mundo se halla un teatro de dimensiones exuberantes, donde todas las noches sus asientos rebosan de ansiosos expectadores, clamando la apertura del telón; créeme que en cada capital existe al menos una habitación que porta cual enjambre, una muchedumbre de reflejos del mundo y del arte, más sólo hay que decidirse a abrir el portón.
– Muéstramelos – imploró Andréi agarrando de los brazos al Creador de Sueños.
– ¿ No los estás viendo? ¿Acaso estos no te llaman la atención?
– Son todos ellos muy bellos, mas no quisiera que cesaran todas esas imágenes de ensueño.
– ¡Búscalas! Así la recompensa será mayor – con esto el Creador de Sueños cesó con su exposición y se encaminó para un nuevo viaje.
– ¿A qué viene eso? – gritó Andréi furioso – ¡Déjame soñar! Déjame contemplar ese mundo bañado en la esencia de lo ajeno.
– Desde luego tu mente no comprendo – le contestó la voz del Creador, diluyéndose poco a poco conforme pasaba el tiempo – Tal vez sí el Rey de los Imposibles. A él le pedirás dos deseos: tal vez sea capaz de mostrarte desde el cómodo asiento todo aquello que exige movimiento.
– Nuevamente te sientes incapaz de otorgar mis simples deseos; nuevamente me abandonas en el mundo del descontento. He ahí el sino del Creador de Sueños: mera ilusión; un desacierto.


Daniel Villanueva