martes, 31 de diciembre de 2013

Ser o estar (Valoraciones de un año 2013)


 No he estudiado una carrera de filosofía; tampoco cualquier tipo de filología... y es por esa razón que hasta hoy nunca me paré a pensar en ello ¿Por qué los primeros verbos que estudiamos (en cualquier idioma) son el "ser" y el "estar"? Valga mi atrevimiento si el tercero es el "ir". Cualquier ente superficial sería incluso capaz de advertir que son los tres más usados; tanto que ya están presentes en este ensayo. Mas cuán profundo son ellos...

 Todos, al mirarnos al espejo y percatarnos de nuestra existencia, somos conscientes de muchos de los lugares y situaciones en las que estamos; de todo cuanto somos. Y a veces... es el pretender ser el que nos hace ir, sin saber si estamos o somos. Es más: su frecuencia es mayor de la que esperamos ¿Sabrías responder quién eres? ¿Sabrías decirme dónde estás? ¿Hacia dónde te diriges? ¿Es tu ser o la proyección de tu ser? ¿Donde vas? En este puzzle sólo se me ocurren dos palabras para globalizar este esquema en la lección de idiomas:

 - Soñar: el detonante que nos impulsa a viajar para estar donde queremos y confirmar que somos como suponemos.
 - Experiencia: ese temible corrector ortográfico que al escribirse, a través de ella se filtran o modelan los sueños. Daría miedo profundizar en ella, pues ¿no serán los sueños más que un artificio de la experiencia? ¿Seríamos entonces artificio? ¿Estamos entonces donde deberíamos?

 Hundido en la primera, y espero última, gran depresión, una psicóloga me dijo que en la vida afrontamos ciertos puntos encrucijada: unos puntos temibles, donde la vida puede llegar a ser una auténtica incertidumbre y es frecuente que todos aquellos que lo pasen se vengan abajo. Por aquel entonces, todo cuanto se había empezado a escribir no era más que el prólogo a la rotonda donde se encuentran múltiples y múltiples salidas. Aquellos días de depresión coincidían con el plano del primer cartel: un esquema tan falso como definido, pero imprescindible a la misma vez ¿Qué camino escoger si realmente no se sabe el rumbo? O mejor dicho: cómo hacerlo, si realmente buscas descubrir varios. A punto de escapar de la glorieta, soy consciente que las calles, avenidas o autopistas sólo son una selección de grados de los 360 posibles; más da igual qué camino escojas, que no necesariamente puedes llegar al destino deseado: el camino puede estar mal señalizado; el coche puede estropearse; la carretera puede venirse abajo. Todo es cuestión de probabilidad: que algunos lo hayan conseguido no quiere decir que tú sí. Y también ¿Es necesario pasar por ciertos puntos para alcanzar lo deseado? ¿Qué hacer cuando ves un camino dibujado y sin embargo observas una radiante señal de trafico indicando la prohibición de su paso?

 Un día un niño quiso ser aventurero: por suerte pudo vivir mil y un aventuras, pero su sed de más le hacían y le hacen seguir buscando mundos y retos nuevos; otro día este niño, más bien adolescente, descubrió la banda sonora que recorrería los fotogramas de su película. Absorto en la música quiso convertirse en pista de audio; mas qué difícil es ser música cuando alrededor todos demandan una imagen. 

 También, en ese camino pudo descubrir el amor ¡Amor verdadero! ¿Es necesario explicar más el significado de esta palabra? Hace mucho tiempo en Europa, ancestrales pueblos paganos se reunían en lo alto de una montaña nevada para poder despedirse del frío y mortal invierno, más recibir a la próspera y vital primavera. Así este resurgir mágico madura en un cálido verano que cederá irremediablemente al otoño. Las estaciones unos años son más largas y otras más cortas. Dependen también de la región sin duda: no todas las estaciones son iguales en cualquier lugar. Pero el otoño... 

Otro día un sabio, no el primero que llegó a pensar esto (pues tampoco yo he sido el primero en divagar acerca de aquello que escribo)... vino a recordarme; o mejor dicho a aclararme la gran realidad del invierno: "nacemos con todo... y poco a poco, vamos dejando por el camino objetos, valores y personas, hasta que somos nosotros mismos, los que... con mucho, poco o nada... nos levantamos y nos marchamos ¡Qué sano, pero difícil es, el poder aprender a despedirse de las cosas!"

 En el año después de haberme despedido de uno de los seres más preciados, 2013 ha sido un periodo de próspera e inquietante calma. El centro de la tormenta tal vez; o el inicio de la reconstrucción del nuevo pueblo. Es 2013 el año de grandes vivencias personales; de grandes hazañas musicales. No es necesario decir que en la escala de valores comerciales mi vida no ha repercutido en nada; pero ¿quién quiere venderse? Si ese joven un día fue infiel con su pareja, ese otro amor era el incondicional por los otros caminos que tanta atención le llamaban: su banda sonora, a veces sin pista y nunca con disco. La amistad sana, sin miedos ni condiciones. Su verdadero amor no era una mujer malvada ¡Nada de eso! Simplemente no era la mujer adecuada; no era quizás el momento indicado. Si bien fue duro el recibimiento de aquel invierno, aprender a poder despedirlo fue tan tardío como necesario.

 ¿Qué poder esperar de 2014? La radio muestra interferencias; posees una caja con mucho amor, que sin embargo se tambalea en el asiento trasero del descapotable, cuando los baches más acechan; el giro de volante es inminente, y si bien no sabes donde realmente te lleva el camino... es tu pulso y la confianza en saber dirigir el volante los que te hacen continuar sin dudar. 

 Tal vez ésta sea mi primera lección de idiomas en Turquía: la diferencia entre ser, estar e ir; sus pros y sus contras. Saludos y despidos. Experimentar, soñar... y el significado de una palabra más: la esperanza. 

 Feliz año nuevo; feliz nuevo ciclo. 


 Daniel Villanueva
31/12/13
Sin realmente saber si éste es uno de los pocos ensayos que hago,
o todo lo que he escrito, compuesto y tocado hasta ahora...
no ha sido más que un ejercicio de lo mismo.