sábado, 26 de junio de 2010

Desde el tren de los deseos

Próxima estación: La Plata.
No gracias, pues el valor de tu oro es mucho mayor.
No sé qué hay en ti que tanto me encanta;
No lo sé, mas desde luego me atrapó.

Próxima estación: Cocheras.
¡Por Dios, que este tren no pare!
Lo digo de veras,
Pues tras esta marquesina de verdes puertas
Se muestra una ciudad de naranjas candelas,
Ardiendo ellas como nuestra pasión.

¡Pasión!
Esa extraña fuerza que nos sacude e invade;
Esa energía sobrehumana que golpea sin compasión;
Esos ojos, los tuyos, que seducen y complacen;
Ese tren que siempre… contigo… conmigo… marchó.


Daniel Villanueva
14/04/10