miércoles, 6 de marzo de 2013

Ausencia con lluvia



 Cuánto tiempo de aquellos días de lluvia, ahora tan lejanos; de aquellas miríadas de gotas de agua emergentes, procedentes del cielo infinito; de aquellos cuerpos dibujados con color celeste, los cuales de lo extraordinario habían sido testigos. “Unos segundos de vida para verte; una eternidad de éstas tras mi, con el cielo que porfía; un lugar donde yacer y ser otro ente… y un rostro frente a un mercader, previo a su partida.”

 Todos recuerdan solemnes aquel año de cielos grises y de corazón viviente; de un descubrimiento entre miles y de una primavera ferviente. Mas ay, que nadie quiso una eterna primavera: de tercera persona a segunda, y tras mirar a través del espejo… también la primera. Quiso el verano arrasar con su fuego los pastos; quiso el invierno congelar los rosales de las macetas; quiso el viento despetalarnos; quiso la tierra ser yerma.

 Hoy aquella calle, testigo del primer encuentro, parece aún más sombría en este similar inicio de primavera. Llueve, mas el agua es fría; cae sobre los oxidados bastidores de la tienda… mas no hay nadie quien la proteja. No llegará ningún coche; no volverá el tiempo que era.


Daniel Villanueva
03/03/13 – 06/03/13