jueves, 28 de febrero de 2013

An, oda a la dama... y su fiel reflejo.


(I)

Era una cálida tarde a la lumbre
Refulgiendo aún el Sol a hora temprana.
Los lirios aún resplandecían azules
Y el azahar inundaba las grises ventanas.

¿Cómo si no, no iba a pasear este hombre,
Quien bien pronto partió en la mañana,
Rindiendo homenaje a tan florido paisaje
Y vistiendo con sus mejores galas?

Había pues concluido su travesía
Cual crío o adulto,
Cuando férreo o marmóreo su andar detuvo,
Allá donde sus pasos partían.

- ¿Quién es esa bella dama
Que reposa en mi balconada
A la sombra del jazmín tupido?
¿Alguien ofreció la llave de buena gana
Mas siempre embelesada
Su posición se tornó olvido? -

Aquella dona quedó perpleja y patidifusa,
Mas como haría cualquier musa,
Tan pronto como pudo ser vista… desapareció.

(II)

Luna lejana, cual alta cumbre
Allá en el horizonte; reflejada en la ventana
Estrellas blancas o rojizas, y otras… azules
Y una mirada fijada en la ventana.

¿Por qué las cortinas te cubren,
Mas si así no lo fuera, sería una sábana?
¿No sería mejor en ellas adentrarme
Y desvestirte con mis garras?

Había alimentado ella su fantasía,
Fiera y adulta,
Cuando, de su voz obtuvo
El canto que sus sueños merecían

- ¿Qué es de esa cantata
Bajo la balconada
Donde el césped por el jazmín es florido?
¿Alguien verdaderamente ama
Mas siempre embelesada
Lo bello se transformó en quejido?

El don quedó perplejo y patidifuso
Mas como cualquier recién despertado su malestar expuso,
Expulsando a la gata, quien huyó.

(III)

Era una fría mañana de pesadumbre
Naciendo el Sol frente a la ventana
Fue entonces cuando recordó aquellos ojos azules;
Su blanco pelaje; sus zarpas…

- ¿Qué habrá sido de tan hermosa gata?
¿Vendrá esta noche?
¿Podré acariciarla?


Daniel Villanueva
22/01/13 – 25/01/13
Oda a una gata.

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