lunes, 1 de febrero de 2010

De Ángeles y Facturas.

- Dime angelito ¿con quién vuelas tan alto?
- No es nadie quien conmigo vuela;
Tan sólo mi sombra, entre nubes saltando.
- Mas ¿por qué vuelas?
- ¿No ves mis alas? ¡Contémplalas ellas, extendidas cual manto!
¡Divertidas como sólo lo son ellas y con el viento jugando!
- ¿No son demasiado grandes para un santo?
- Usted pregunta demasiado
¡Déjeme volar!
¡Déjeme volar allí, donde nadie jamás ha alcanzado!
- ¡Muy bien! Marche pues…
Sin duda tras esas nubes debe lucir el Sol pese al rayo;
Y no verás más que de lejos la oscuridad haciéndose jirones,
Como los ecos de este llanto arrasador, que tan siquiera si fueran bombas
Le alcanzarían con sus goterones.
¡Ay!
Sin duda allá cantarían los pájaros y brotarían las flores
Mas ¿No viste asfixiarse a los vencejos que raudos descienden para pactar con sus pulmones?
¿Acaso puede subsistir la flor y la raíz donde no hay tierra ni polinizadores?
Bien sabes que volarás alto;
Sus alas bien lo merecen.
¡Angelito!
Sin duda es digna de elogiar su hazaña
¡Tanto… como su locura!
Siéntese un momento,
Si no desea partir con premura;
Siéntese…
Y pague antes la factura.



Daniel Villanueva
01/02/10

Posiblemente rascándose el bolsillo
Por atraco con mano armada.

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