“Cuánto me gustaría describir el verdadero comienzo de este viaje. Lo cierto es que todo fue desconcierto y oscuridad; sombras y tinieblas… y todo en un bosque siniestro.”
– ¿Estás seguro de ello? – me preguntaron – De acuerdo; no pierdas la concentración – me decía aquella voz masculina con un ritmo pausado, suave y agradable – Continúe con su viaje.
“Realmente no sabría decir si se trata del final de la aventura o sólo el principio. Una vez había abandonado aquella fría mesa vacía; aquel rincón ocupado y a la vez desamparado… mis pies tomaron rumbo a lo desconocido.”
– ¿Fue usted hacia el bosque? – Bien sabía que mis ojos se hallaban cerrados, mientras se producía aquella conversación; así lo requería el ejercicio. Mas ¿por qué tenía la cierta convicción de que el interrogador había abandonado la lectura de sus notas para observarme con mayor detenimiento? – Relájese; creo que se está despistando.
“¡Para nada! Algo no marcha bien; puedo sentirlo.”
– ¿Por qué ese rostro? ¿Sucede algo? Por favor – me avisó – Trate de relajarse.
“Hay alguien; o algo. No sabría explicarlo, pero… creo que me siguen.”
– ¿Les puedes ver? – me preguntó, mostrándose muy interesado.
“No aún. Parece que pretenden esconderse, aunque los siento. Cada vez se hallan más cerca; cada vez…”
Aquellos segundos parecieron eternos minutos. Mi respiración se había vuelto más y más acelerada; mi rostro, sin dudar, evidenciaba un profundo miedo – Cada vez ¿qué? – exclamó aquella voz. Apenas existía coloración alguna en mi rostro; únicamente permanecía aquel ligero tono rojizo en mis mejillas, propias de una reacción somática frente al sofoco y al frío. No tardé en gritar y pedir ayuda; una ayuda que se me antojaba imposible en aquella pesadilla que experimentaba – Tranquilo ¡Sólo es un sueño! Usted no corre peligro – pese a escucharle, no era capaz de creerle. Tampoco, del mismo modo, era capaz de describirle semejante infierno, más allá de lo concebido por Dante – “He de salir de aquí” – gritaba desesperadamente – “¡Auxilio! ¿Dónde estás? ¡No puedo verte!” – exclamaba – Entonces dime qué ves – añadió aquella voz a mi comentario.
“La única salida se antoja en ese frío pasillo. Está semicubierto por nieve, ramas de árboles y abundante maleza ¡Tengo miedo de quedarme allí atrapado! ¿Qué ocurrirá si me alcanzan?”
– No pienses en ello y céntrate en la salida – me ordenó.
–“¡Ahí vienen! ¡He de salir de aquí!”
– ¡Calma, calma! Trata de contener la respiración; únicamente es un sueño – me animaba – “¿Un sueño? ¿Cómo deshonrar semejante palabra?” – protesté – ¡Concéntrate! – me dijo – Aún estás a tiempo.
“Eso dice el reloj; éste se ha invertido”. Nuevamente podía sentir su mirada perpleja, la cual en buena medida esperaba que prosiguiera mi narración. “Los granos de arena fluyen a su libre albedrío ¿Habrá merecido la pena?”
– Ahora bien ¿Desea despertar? – me preguntó, esta vez con un tono más cordial y fluido, muy lejos de su voz suave inicial o de sus gritos de apoyo. Ante su respuesta, asentí – Sólo hay una pregunta más ¿Queda alguna imagen prisionera en su mente? ¿Alguna que circule por ella en este presente? – En efecto quedaba una. “Más que una imagen es una secuencia; y más que un pensamiento parece un presentimiento; un silencioso y a la vez sonoro presentimiento…”
Daniel Villanueva
24/01/12
Año nuevo; novela nueva, y puede que en un futuro no muy lejano, proyecto musical en solitario nuevo (aunque para esto debe estar finalizado el disco "The House of the Lost Lovers".
Pese a haber escrito esto y más cosas en los meses de Enero y Febrero, bastantes dificultades a nivel personal han impedido que mi ánimo se encontrara lo suficientemente bien, como para publicar. De ahí a estos dos meses de ausencia. No obstante, de aquí en adelante espero ir publicando más capítulos de esta novela y otras cosas, al ritmo habítual de una entrega mínima por mes. Saludos a los muy escasos lectores y espero que "The Second Exploration os guste"
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